Mi infancia no fue bonita, mi padre era de esos hombres que golpean a los pequeños y del maltrato psicológico ya ni les cuento, de modo que en mi afán por ser feliz no me creé un amigo imaginario, yo creaba ¡mundos completos!, moldeaba y visualizaba las historias, les daba continuidad... Casi creo haber vivido más de una vida al mismo tiempo. Al paso de los años y con mayores ocupaciones deje un poco eso de lado, pero jamás completamente, hasta hace apenas unos días aún ¡soñaba despierta!
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